Hay que cocer la pasta en una olla sin tapar, con agua y abundante sal; tras añadirla se la debe de remover constantemente con un tenedor de madera, si no se pega.
La pasta estará en su punto, “al dente”, cuando esté cocida por fuera, y un poquito menos por dentro, quedando finalmente un tanto dura y masticable.
Puede añadirse una cucharada de aceite de oliva con el fin de que la pasta no se pegue.
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